¿Cómo mejorar la educación? La orientación laboral
Mejorar la educación... Siempre resulta fácil proponer medidas para mejorar las distintas situaciones que consideramos que están mal, sin embargo, a la hora de llevarlas a la práctica todo se complica y nada sale como se pretendía.
El 19 de septiembre tuvimos una interesante clase en la que vimos algunos puntos a destacar del sistema educativo de varios países y acto seguido tratamos por grupos ciertas medidas que podrían mejorar el sistema educativo de nuestro país. En mi grupo tocó hablar sobre la orientación hacia el empleo, pero antes de adentrarme en ello me gustaría hacer una reflexión general de todas las medidas.
La primera de las medidas es la del pacto educativo. Estoy totalmente de acuerdo con esto, puesto que es perjudicial para los ciudadanos que el sistema esté cambiando continuamente según los principios del partido que gobierne. La educación de los jóvenes no debería ser algo con lo que se pueda jugar, pero está claro que lo que más interesa es tener el control sobre la educación para crear mentes vacías a las que poder manipular sin que opongan resistencia. Las demás medidas considero que van bastante unidas.
Una de las medidas propuestas es una mayor inversión en la educación; considero que no se trata tanto de tener unos materiales de la mejor calidad y de lo más novedoso, sino de sacar partido a lo que se tiene. En cuanto a esto, me llamó la atención el sistema educativo de Singapur, que invierten en la formación de un profesorado competente, lo cual me parece muy acertado, pues ¿de qué sirve tener un ordenador de última generación, si no se tiene a un profesor que te explique cómo utilizarlo y cómo sacarle partido? Con relación a lo anterior, desde mi punto de vista, la valoración social del profesorado mejorará en el momento que haya un profesorado de calidad que garantice la mejor formación posible. Si no se valora lo suficiente a los profesores, se debería buscar el por qué de ello y, desde ahí, intentar mejorar. La tercera medida propuesta es que las familias estén más presentes en la escuela. No estoy del todo de acuerdo con esta medida; cada vez se ve más cómo muchos padres cuestionan la labor docente diciendo incluso cómo se deben impartir las clases. No deben desligarse, por supuesto, pero hay ciertos límites que no se deben sobrepasar. Lo que sí deberían hacer tanto padres como profesores es premiar el esfuerzo de los estudiantes, para así (relacionándolo con la primera medida propuesta) mejorar la motivación de los alumnos, pero sin llegar a los niveles de Corea del Sur (descansar y disfrutar de la vida también es importante).
Por último, hablar de la medida que tratamos mis compañeros y yo: la orientación hacia el empleo. Este es un tema delicado... Por lo que he podido ver en mis años de vida, son menos los jóvenes que tienen claro a qué se quieren dedicar y son muchos los que al no tener ni idea de qué hacer tiran por aquello que "tiene más salidas" y muchas veces son los propios profesores los que van cerrando puertas a los alumnos. ¿Por qué ocurre esto? ¿Tal vez 4º de ESO es demasiado pronto para decidir? ¿Quizás no se les ha informado correctamente? Esto fue lo que nos planteamos los miembros del grupo y en un intento de enmendar el problema propusimos algunas soluciones como, por ejemplo, la creación de una asignatura de orientación laboral en la que los alumnos puedan poner sobre la mesa sus habilidades y sus gustos, de manera que puedan decidir hacia dónde avanzar. También planteamos la realización de charlas semanales a las que acudan profesionales de distintos ámbitos que puedan aclarar las dudas de los alumnos. También hablamos del plan de estudios, el cual consideramos que está mal planteado. No se le da la misma visibilidad a todo; por ejemplo, las humanidades están muriendo, con lo importante que es tener cultura. Mi propia experiencia serviría de modelo: yo de pequeña sólo tenía claras dos cosas, que quería ser profesora y que quería estudiar letras. Según se iba acercando el momento de decidir qué estudiar, decidí estudiar INEF, sin embargo, para ello había que ir por ciencias naturales, pero la física y la química nunca me gustaron (las matemáticas y la biología me encantaban... quiero decir que no fui por letras huyendo de las ciencias como el 90% de los alumnos que deciden entrar en el mundo de las humanidades) y yo quería conocer el griego clásico. Por ello, en 4º me apunté a humanidades y conocí el latín, que despertó en mí una pasión que se acrecentó cuando en 1º de bachillerato conocí el griego clásico y me llevó a decantarme, finalmente, por la filología clásica. Con esto quiero decir que, si mi yo de 4º no hubiese decidido tirar por letras, no hubiese tenido la oportunidad de conocer lo que ahora va a ser mi futuro (o eso espero), porque en el plan de estudios actual no se da a conocer todo, sino que se priorizan unas cosas por encima de otras, siendo todo igual de importante. ¿Por qué tanto de unas cosas y tan poco de otras? Por último, hablamos de las Formaciones Profesionales y el rechazo que sufren en nuestro país, porque parece que un estudiante de FP no tiene la misma validez como el de una carrera, cuando no es así, sino que incluso salen mejor formados. Consideramos que hay que mejorar la visión de éstas y que nada es mejor que nada.
Dedícate a lo que quieras, a lo que realmente te guste, aquello por lo que merezca la pena levantarse por las mañanas. No mires aquello que tenga más salidas, pero que luego no vas a disfrutar. Si persigues lo que te gusta, seguro que consigues un puesto que merezca la pena o que por lo menos te haga feliz, porque en la felicidad está el éxito.
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