La educación de Castilla y León

Después de un largo parón desde mis inicios en el mundo bloggero, he conseguido sacar un ratejo para retomar esta labor de reflexionar sobre los temas de clase. A pesar de que ya las clases me son un poco lejanas, haré un duro ejercicio de recuerdo (duro para mi, porque tengo memoria a corto plazo como Dory) para así poder reflejar mis pensamientos sobre los temas tratados en clase.

Para realizar esta actividad, el profesor de la asignatura, Xoán González, nos ha facilitado dos artículos del periódico El Norte de Castilla en los que se habla del modelo educativo de Castilla y León y su rendimiento académico y, por lo visto, no tenemos nada que envidiar al tan ilustre sistema educativo finés. Por una parte, me llena de orgullo y satisfacción (como al rey emérito) el hecho de que Castilla y León tenga una media superior al resto de comunidades autónomas, porque de esta manera como que nos podemos sentir más privilegiados que el resto de comunidades (exceptuando Navarra y La Rioja que parecen estar al mismo nivel). Pero, por otro lado, me parece un poco triste la gran diferencia que hay entre unas comunidades y otras, cuestión que apunta el artículo titulado "El modelo de Castilla y León consolida un rendimiento escolar similar al de Finlandia". Considero que las comunidades no deberían competir por ver quién la tiene más grande, sino que se debería pretender alcanzar un nivel más homogéneo, ya que conseguir el mismo nivel en toda España es algo utópico a mi parecer, pero sí que habría que plantearse el por qué de tan grandes diferencias entre una comunidad y otra. 

Por otra parte, creo que la existencia de informes como el tan renombrado informe PISA lo único que genera es competitividad entre países y no sé hasta qué punto es eso bueno. Me resulta algo gracioso que haya centros que imiten los sistemas educativos de otros países pensando que así van a dar el salto del siglo y se van a poner al mismo nivel que los más prestigiados centros. Sin embargo, volvemos a la quimera. Los países tienen culturas diferentes y, como confirma la Sociología de la educación, el contexto condiciona la educación; es decir, no podemos pretender que el sistema de no sé qué país tenga el mismo efecto en el nuestro, porque no va a funcionar (por lo menos eso es lo que creo).

Un poco relacionado con esto de imitar e intentar estar siempre a la cabeza de la innovación, he encontrado este artículo de El Mundo donde se habla del IES Núñez de Arce, catalogado como el mejor centro de Valladolid:


Lo que quiero destacar de este artículo es el primer párrafo, en el que pretenden justificar los buenos resultados académicos con la exigencia de unos profesores bien formados y la implicación de los padres, entre otros. Además, me parece curioso que recalquen que es un centro alejado de las innovaciones: ni pizarras digitales, ni bilingüismo.
En fin, yo creo que el éxito de este centro se debe también en parte a que sólo acepta alumnos que aseguren buenos resultados; es un centro con mucha demanda y para poder acceder hay que pasar una especie de concurso. Por eso, no se puede negar que sea uno de los mejores centros, pero no hay que obviar que lo es debido en parte a la calidad tanto de profesores como alumnos capaces de seguir el ritmo de esos profesores.

Para concluir, me gustaría retomar el tema del bilingüismo que se trata en el artículo principal de la actividad planteada: "Colegios e institutos con bajos resultados reabren las aulas con planes de mejora". Yo jamás he cursado una educación bilingüe, básicamente porque a mi madre no le dio la gana, pero sí estudié en un instituto donde daban la posibilidad de cursar el tan extendido "british". Los alumnos del "british" paseaban por los pasillos del instituto con aires de grandeza, sintiéndose superiores a los demás, e incluso los profesores del "british" se creían mejores que los demás, porque sus clases eran más "dinámicas". Cuál fue mi sorpresa al llegar a bachillerato, donde ya no había "british" y nos mezclaron a "british" y no "british" (quiero repetir la palabra "british" todo lo posible, porque eso hacían los que lo estudiaban, a lo mejor así consigo mejorar mi nivel intelectual o el nivel de inglés por arte de magia). El caso es que en bachillerato ya no había "british" y todos daban el mismo inglés (yo lo abandoné en 3º de ESO, sustituyéndolo por el alemán, gracias a la incompetencia de la profesora que me dio durante tres años inglés y con la que no aprendí nada más allá del present continuous) y todas las materias en castellano. La sorpresa fue que muchos de los no "british" tenían un nivel de inglés bastante superior a prácticamente la mayoría de los alumnos "british" y no sólo eso, sino que además los alumnos "british" mostraban grandes deficiencias de conocimiento en las asignaturas que habían cursado en inglés.
Con esto no quiero decir que el bilingüismo no sirva para nada, ni mucho menos, simplemente creo que está mal planteado. Además, no creo que sea muy bueno para los niños aprender muchas cosas en inglés sin antes haber afianzado su propia lengua, porque de esa manera lo que se va a conseguir es que mezclen idiomas, no entiendan ninguno y les creen confusión en las materias.

Y hasta aquí mi reflexión del día.

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