Objetivos para la década 2010-2020

El día 25 de septiembre vimos en clase los "Objetivos de la Educación para la década 2010-2020", doce objetivos que fijó el Consejo de Ministros en 2010 con la finalidad de mejorar los niveles de educación e incrementar el porcentaje de la población, entre 30 y 34 años, que finaliza los estudios de enseñanza superior o equivalente en el año 2020.

El grupo del que yo formaba parte trató de plantear una serie de medidas del séptimo objetivo: La Educación como bien de interés público y derecho de toda la sociedad. Nuestro objetivo era plantear una serie de medidas para fomentar una educación pública de calidad, sin discriminaciones, con autonomía de funcionamiento, con los medios necesarios para atender a todo el alumnado y con equipos de dirección con la máxima profesionalización. Para ello propusimos con sudor y esfuerzo (pues nos costó arrancar) siete medidas:

1. Buscar aplicaciones de las asignaturas fuera de las aulas. Es decir, buscar respuesta al típico "¿Y para qué sirve esto?".

2. Incrementar los trabajos en grupo, sustituir lo individual por lo colectivo. De esta manera mejorarán el día de mañana cuando tengan que enfrentarse a un trabajo en el que se debe trabajar en grupo, fomentando su cooperación.

3. Potenciar la relación entre el barrio y el colegio. Con esto pretendemos que los vecinos del barrio se impliquen en la educación de los más jóvenes; de esta manera creemos que los jóvenes sentirán más ganas por aprender e, incluso, se podría reducir el fracaso escolar.

4. Hacer una presentación de las asignaturas a los padres. Que cada profesor haga una presentación de su asignatura explicando sus propósitos para con los hijos de cada uno y la importancia de que se conozcan esos contenidos.

5. Realizar encuestas docentes dentro de las asignaturas, buscando la crítica constructiva (y evitando la destructiva) de los alumnos hacia el docente. Que los alumnos puedan opinar sobre las clases impartidas por sus profesores, si sienten que han aprendido o, por el contrario, sienten que el profesor no sabe transmitir sus conocimientos. Que detecten los fallos de los profesores para que luego éste intente corregirlos.

6. Incrementar la inversión para la formación continua del profesorado. Ya que la sociedad va cambiando, así como los conocimientos que debemos transmitir, es imprescindible que el profesorado esté en continua formación, de la misma manera que un informático debe estar continuamente formándose y actualizando sus conocimientos sobre informática, ya que está a la orden del día y está en continuo cambio.

7. Potenciar el papel de los orientadores y la relación afectiva profesor-alumno. Consideramos que es de vital importancia que haya orientadores que sepan guiar a los alumnos en esas etapas en las que están perdidos y no saben qué hacer, hacia dónde guiar su vida, de la misma manera que los profesores deben ser capaces de dar indicaciones a sus alumnos. Creo que es algo muy importante, porque en parte el futuro de los jóvenes está en las manos de los profesores y en ocasiones tanto los orientadores como los profesores lo único que consiguen es desorientar a los chavales.

Estas son nuestras medidas, que se alejan un poco de las medidas propuestas por el Consejo de Ministros, pero nos costó bastante enfocar el objetivo y al final fue eso lo que pensamos. Además, me picó el gusanillo de la curiosidad y miré las medidas que proponen los otros grupos del máster para este objetivo. Me parece curioso que las medidas de los otros dos grupos son radicalmente distintas a las que nosotros propusimos, sobre todo las del grupo 1 (el grupo 5 sí tiene alguna medida que más o menos se asemeja a las nuestras). 

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